Galerías históricas, sistemas modernos de soporte vital y una misión de compartir y proteger la vida marina.

Los jardines del Trocadéro albergan acuarios desde hace más de un siglo, con tanques creados para exposiciones que llevaron la vida marina al centro de París.
Con el tiempo, el lugar evolucionó con nueva tecnología y montajes, equilibrando educación, entretenimiento y respeto animal.

Tras grandes reformas, el Aquarium de Paris reabrió con galerías actualizadas, hábitats mejorados y salas de proyección — de ahí el apodo ‘Cinéaqua’.
Hoy combina tanques inmersivos con cortos y programas para colegios, familias y amantes del océano.

La estrella es el túnel: un pasaje transparente donde tiburones y rayas se deslizan sobre ti, para una vista cercana y tranquila.
Ingenieros controlan corrientes, filtración e iluminación para imitar ritmos naturales y mantener el agua cristalina.

En tanques con luz tenue, las medusas flotan como esculturas vivas. Tras bambalinas, especialistas cuidan especies delicadas.
La iluminación ayuda a ver su anatomía y movimiento sin estresarlas — una parada relajante para muchos.

Charlas, talleres y fichas lúdicas acercan a los niños a hábitats, cadenas alimentarias y protección de los océanos.
Alianzas con ONG, científicos y grupos locales fomentan la concienciación y prácticas responsables.

Sistemas ocultos hacen circular, filtran y calientan miles de litros de agua. Equipos controlan salinidad, pH y temperatura 24/7.
Los equipos de cuidado preparan dietas variadas y enriquecimiento, coordinando revisiones veterinarias rutinarias.

De títeres a sesiones de alimentación, la programación diaria atrae a los más pequeños sin exceso de ruido.
Rincones tranquilos y bancos permiten pausas; un recorrido claro facilita mantenerse en grupo.

Cortometrajes, exposiciones temáticas y eventos culturales puntuales conectan la vida marina con el relato y el arte.
Alquileres privados y veladas especiales pueden cambiar el acceso a ciertas zonas — consulta el calendario.

El acuario colabora con educadores, acuaristas e investigadores para compartir buenas prácticas y mejorar el bienestar animal.
Datos de calidad del agua, conducta y revisiones de salud impulsan mejoras continuas en los hábitats.

Un recorrido bien señalizado y de un solo sentido guía la visita. Las entradas con fecha equilibran los flujos en días concurridos.
Descarga tus e‑tickets, lleva poco peso y revisa la programación para no perder lo que te interese.

Bombas e iluminación eficientes reducen el consumo; los equipos priorizan abastecimiento responsable y altos estándares de cuidado.
Programas educativos fomentan elecciones que protegen los océanos — menos plástico y respeto por los hábitats marinos.

Antes o después, disfruta de las terrazas del Trocadéro y las vistas de la Torre Eiffel, o pasea junto al Sena.
Cafés, parques infantiles y zonas verdes cercanas facilitan un día familiar relajado.

En pleno centro, el Aquarium de Paris conecta a los visitantes con los océanos mediante espacios tranquilos y encuentros cercanos.
Es un lugar para maravillarse y un recordatorio de que las decisiones cotidianas ayudan a proteger ecosistemas frágiles.

Los jardines del Trocadéro albergan acuarios desde hace más de un siglo, con tanques creados para exposiciones que llevaron la vida marina al centro de París.
Con el tiempo, el lugar evolucionó con nueva tecnología y montajes, equilibrando educación, entretenimiento y respeto animal.

Tras grandes reformas, el Aquarium de Paris reabrió con galerías actualizadas, hábitats mejorados y salas de proyección — de ahí el apodo ‘Cinéaqua’.
Hoy combina tanques inmersivos con cortos y programas para colegios, familias y amantes del océano.

La estrella es el túnel: un pasaje transparente donde tiburones y rayas se deslizan sobre ti, para una vista cercana y tranquila.
Ingenieros controlan corrientes, filtración e iluminación para imitar ritmos naturales y mantener el agua cristalina.

En tanques con luz tenue, las medusas flotan como esculturas vivas. Tras bambalinas, especialistas cuidan especies delicadas.
La iluminación ayuda a ver su anatomía y movimiento sin estresarlas — una parada relajante para muchos.

Charlas, talleres y fichas lúdicas acercan a los niños a hábitats, cadenas alimentarias y protección de los océanos.
Alianzas con ONG, científicos y grupos locales fomentan la concienciación y prácticas responsables.

Sistemas ocultos hacen circular, filtran y calientan miles de litros de agua. Equipos controlan salinidad, pH y temperatura 24/7.
Los equipos de cuidado preparan dietas variadas y enriquecimiento, coordinando revisiones veterinarias rutinarias.

De títeres a sesiones de alimentación, la programación diaria atrae a los más pequeños sin exceso de ruido.
Rincones tranquilos y bancos permiten pausas; un recorrido claro facilita mantenerse en grupo.

Cortometrajes, exposiciones temáticas y eventos culturales puntuales conectan la vida marina con el relato y el arte.
Alquileres privados y veladas especiales pueden cambiar el acceso a ciertas zonas — consulta el calendario.

El acuario colabora con educadores, acuaristas e investigadores para compartir buenas prácticas y mejorar el bienestar animal.
Datos de calidad del agua, conducta y revisiones de salud impulsan mejoras continuas en los hábitats.

Un recorrido bien señalizado y de un solo sentido guía la visita. Las entradas con fecha equilibran los flujos en días concurridos.
Descarga tus e‑tickets, lleva poco peso y revisa la programación para no perder lo que te interese.

Bombas e iluminación eficientes reducen el consumo; los equipos priorizan abastecimiento responsable y altos estándares de cuidado.
Programas educativos fomentan elecciones que protegen los océanos — menos plástico y respeto por los hábitats marinos.

Antes o después, disfruta de las terrazas del Trocadéro y las vistas de la Torre Eiffel, o pasea junto al Sena.
Cafés, parques infantiles y zonas verdes cercanas facilitan un día familiar relajado.

En pleno centro, el Aquarium de Paris conecta a los visitantes con los océanos mediante espacios tranquilos y encuentros cercanos.
Es un lugar para maravillarse y un recordatorio de que las decisiones cotidianas ayudan a proteger ecosistemas frágiles.